Debo aceptar que nunca me vi a mi mismo trabajando para una fundación sin ánimo de lucro, una ONG, como se dice coloquialmente. Cuando pensaba qué tipo de profesional quería llegar ser, que quería hacer con mi vida y qué tipo de trabajo quería tener, yo siempre respondía lo mismo: Presidente de marketing de una gran multinacional, realizar las campañas publicitarias de los productos más novedosos y de mayor glamour. Honestamente pensaba que era allí donde encontraría mi realización profesional. Muchos dirán que con tan solo 24 años no puedo hablar aún de realización profesional, pero de lo que sí puedo hablar es de cómo me hace sentir ser parte de un proyecto como La Fundación LEMA.
Saber que el trabajo que día a día realizo, la dedicación y el esfuerzo que pongo en él, está ayudando a cambiar vidas, me llena de orgullo y felicidad. Cuando empecé, unos meses atrás, creía que al estar trabajando con el departamento de comunicación, no me vería involucrado en los casos de las madres que acuden en busca de ayuda, pero se hace imposible no permitir que sus historias, el amor que sienten por sus hijos y su perseverancia por salir adelante, me toquen el corazón.
La perspectiva y la motivación a la hora de trabajar cambian, ya no solo se trata de cómo lograr ser más productivo, o alcanzar los objetivos planteados, es trabajar pensando en cómo puedo lograr que la última madre que ha entrado en el piso de acogida tenga todo aquello que necesita para que su bebé nazca sano y feliz. Pensar que incluso al escribir estas palabras, puedo estar haciendo que más y más gente conozca La Fundación LEMA, que le den su apoyo y que todos juntos podamos ofrecer a más madres, la posibilidad de tener un embarazo digno y salir adelante con su hijo, hace que para mí, trabajar sea un placer.
Andrés Covelli
Responsable de Comunicación.
Fundación LEMA
